miércoles, 27 de abril de 2011

abriré mis ojos...


Voy a cerrar los ojos muy fuerte, hasta que el destino te traiga, de nuevo y por casualidad, hasta mi, hasta que, andando por la calle, halle tu sonrisa justo delante de mí, y solo los abriré cuando sienta tu aliento en mi mejilla, tus labios en mi cuello, tus manos en mi espalda, tu mirada en mi mirada. Y entonces abriré los ojos, y ahí te encontrare, la nada será nuestra, para siempre. Solos estaremos, tu y yo, acurrucados en un rincón, filosofando sobre el amor, pensando el uno en el otro…

Voy a cerrar los ojos muy fuerte, y cuando los abra, quiero verte, justo enfrente de mí, pestañeando, impaciente por besarme, impaciente por rozar mi piel y que parezca otra casualidad más.

Y si el mundo ha girado hacia la izquierda, primero para separarnos y luego ha retomado su movimiento natural, permitiendo así que se cumpla nuestro destino. Si las casualidades no existen, bésame ahora antes de que desista en mi empeño, dándote a entender, por error, que mi interés anterior ya no existe, y en realidad solo sea tristeza, lo que mi estúpido sienta…

Esa sería la mayor desgracia…

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