lunes, 18 de noviembre de 2013

Por qué?

Quisiste salir corriendo, huir del mundo, esconderte en tu cabeza, tras tus sonrisas falsas y tus gritos acallados en las noches oscuras, a salvo de todo observador.

Quisiste saltar de aquel columpio, tu ceguera infantil, y escupirle al mundo real a la cara, mirarlo a los ojos, quisiste hacerlo llorar.

Quisiste alcanzar el éxito y luchaste contra el viento unos minutos, luego creíste que se te habían acabado las fuerzas, desististe, y te tumbaste en el suelo dejando el tiempo pasar.

Quisiste saltar, dejarte caer por el precipicio, nadie te culpa por no haberlo conseguido, muy bien sé que lo intentaste, que tus piernas ya temblaban del cansancio, tus brazos no eran capaces ya ni si quiera de abrazar, tu cuerpo sin sueño ni descanso vagaba, frió y gris, en un espacio que no deseabas ocupar, y fracasaste, fracasaste también aquí, no fuiste capaz de saltar, ni tan siquiera de dar un paso, demasiado cansado como para actuar, demasiado desfallecido para pensar.

Quisiste encontrar soluciones, soluciones que escapaban de ti, no hallabas la manera de arreglar tu vida, de corregir tus faltas, y te dejaste ir, convirtiéndote en un cuerpo con algo similar a vida en tu interior, un niño triste que llora y grita, sin buscar remedio, sin buscar otro globo parecido a aquel que se le escapó. Y entonces otros taparon tus errores, echaron arena sobre tus fallos, cortando tu agonía, enterrando tus sentidos en la misma tumba en la que tú enterraste tu corazón. 

Y ahora esta es tu maldición, como suele pasar con los problemas propios que son arreglados por otros, cada día, renacen de entre los escombros de tu cuerpo; cada día más fuertes y atrevidos, te golpean cada noche, cada uno de tus sentidos, hasta que tu propia voz, en tu cabeza, es tan fuerte que por demasiado pensar no razones, hasta llevarte al borde de la más absoluta locura, hasta que no te reconoces en el espejo, desfigurando tu mente y tu cuerpo.
Por qué no gritaste cuando aún había tiempo?
Por qué no te grité a la cara lo mucho que lo siento?



jueves, 5 de septiembre de 2013

El amanecer de los deseos.

Quiero ser el impulso de una caricia, la chispa que enciende un amanecer, quiero ser el instante preciso, quiero ser la sonrisa de un niño, quiero ser el sabor de la miel, quiero ser el azul del cielo y el negro infinito de la noche, quiero ser el movimiento lento de un diente de león, quiero ser el ascenso infinito de una pompa de jabón.

Quiero ser el viento que agita tu pelo, quiero ser la brisa que roza tu piel, quiero ser el agua que balancea tu cuerpo en mar abierto, quiero ser la ola que impacta contra tu espalda, quiero ser la arena que pisas con tus pies, quiero ser la brújula que guíe tus pasos a ciegas, quiero ser la descarga que sacude tu ser.


martes, 3 de septiembre de 2013

Entre tus silencios me quedé muda.




Anoche entre tus sueños hallé mis pesadillas.
Tus labios robaron el poco aliento que en mi tenia.
Entre tus dedos enredados los hilos de mi pensamiento.
En tu mente capturaste mis recuerdos más felices.
Tus ojos apagaron el brillo de mi mirada.
Deshiciste las plantas de mis pies cuando en tus manos me sujetabas.
Calcinadas las yemas de mis dedos tras acariciar tu cara.
Tu bebiste, para recuperar la vida, mi sangre cruda.
Desnuda ante ti me llevaste a la mas honda de las locuras.
Y entre tus silencios me quedé muda.

lunes, 19 de agosto de 2013

Aquí os dejo mis ganas de vivir.

Mundo cruel, olvídame, no quiero saber nada más de ti, ni de tus guerras, ni de tus deshielos, ni de tus deforestaciones, ni de tus cruzadas, ni de tus destierros.
Simplemente déjame ir, olvida que un día existí, olvida que un día tuve un nombre y una cara, olvida que un día tuve amigos cercanos y lejanos conocidos.
Olvidadme, me voy de este lugar inhóspito que es mi vida, me voy de las tardes a solas y de las mañanas soñadas, me voy de este cuarto de desorden y de este maldito silencio, me voy de este vació que siento por dentro.
Me voy, me voy de mi vida para siempre, abandono mis ansias por sentir, abandono las ganas de rozar almas ajenas, abandono mi cuerpo, mi sangre, mis huesos y mis venas.
Dejo atrás este corazón roto que frena mi respiración, simplemente dejadme vagar por el mundo sin mirarme, dejadme seguir vuestro rumbo sin tocar vuestra mente infectada de veneno.
Dejo mis fotos, mis cartas, mis canciones, mi aciertos, mis faltas, mis inspiraciones escasas, dejo las ganas que me faltan y las que un día tuve dentro de mi, os dejo aquí mis ganas de vivir.

martes, 9 de julio de 2013

Muerte de una pompa de jabón.





Como una pompa de jabón al explotar contra la acera de un suburbio, rota.
Como una taza de té al caer contra el suelo desde el armarito, rota.
Como una viga de madera estropeada por el tiempo, rota.
Como un trozo de hierro oxidado por la humedad de los años, rota.

El reflejo del paisaje en esa pompa de jabón, la decoración floral de esa taza de te, el esplendor que un día tuvo esa viga de madera, la magnificencia de la que formaba parte ese pedazo de hierro, todo eso quedo sepultado por el polvo de los años.

Mi alegría, mi ilusión, mi positivismo, mis saltitos infantiles al verte, nuestros furtivos mordiscos en el cuello, mis "tengo frió" solo para conseguir un abrazo tuyo de esos que me hacían flotar por la embriaguez que me provocaba tu olor corporal, nuestras discusiones estúpidas que siempre acababan en una sonrisa pícara con los brazos cruzados, fingiendo enfado... Las risas... Los llantos en los que tu me consolabas, nuestras citas improvisadas, cuando me echaba a caminar dejándote con la palabra en la boca y me seguías hasta encontrarme en un rincón llorando tras haberte abierto mi alma, tras haberte dado mi corazón con mis propias manos, tras haberte confesado en prosa mis sentimientos, descritos tal y como eran sentidos, las veces que me enfadaba contigo por teléfono y te colgaba, y cuando a los 30 segundos te llamaba para pedirte perdón y tu lo aceptabas sin siquiera pedir una maldita explicación...
Recuerdo la última vez que corté tu llamada... la última vez que te colgué... fue la última vez que oí tu voz sin estar yo rota, rota como esa pompa de jabón, o esa taza, o esa viga, ese trozo de hierro oxidado... Fue la última vez que pude disfrutar de ese dulce timbre, esa melodía que son tus palabras en el aire.

lunes, 8 de julio de 2013

Tu reflejo en mi pupila.

Todo me recuerda a ti, incluso el sabor amargo de este cigarro fumado frente al mar, incluso la brisa marina agitándome el pelo, acariciando mi mejilla. 
Cada rincón grita tu nombre, cada carcajada, cada replica a mis estupideces hace resonar tu nombre en mi cabeza, como un eco incomodo que que se encarga de recordarme lo que pudo ser.
Esta tortura constante me mata, me asfixia, me hace débil, agotando cada pedazo de mi cuerpo, hiriendo cada pedazo de mi alma, arañando cada pedazo de mi corazón.
El aire gélido de tus miradas, el desprecio patente en tu cara, tus escuetas frases, monosílabos que se clavan en mi costado como agujas de tejer.
Siento como el cielo cae sobre mi cabeza segundo tras segundo, gota a gota de luz, cegando mi mente hasta convertirme en una espectadora ciega y muda de mi propia desgracia, observando inmóvil mi destierro de ti.
Si pudieras ver en lo que me he convertido...
Si pudieras escuchar mis agónicos pensamientos...
Si pudieras tan solo rozar mi alma...
Si pudieras al menos ver lo que en el espejo yo he visto... Esa cara destrozada en el silencio... Esta cara consumida en lagrimas que secó el tiempo...
Si pudieras sentir el palpito de este corazón muerto... 


Sentir el golpe seco en el pecho que yo siento cada vez que te veo en mi horizonte...




Si pudieras ver el efecto de tu reflejo en mi pupila...

miércoles, 20 de febrero de 2013

La reina del corazón negro.

A veces juego a tener corazón, tu eres el rey blanco, yo la reina negra, y este es nuestro tablero de ajedrez, fingiendo ser dama y con cartas en la manga, tanto en el amor como en la guerra todo vale, y esto es una deliciosa mezcla de ambas, tu mi caballero andante situado en terreno enemigo, yo tu princesa arrogante y testaruda, la que no teme tus armas y finge ser desarmada con tan solo miradas, no juego limpio porque mi corazón es negro, llego hasta el límite de las normas y a veces incluso hago trampas, seguiré jugando hasta que te enamores, toda tu estirpe pagara tus errores, hombres de corceles blancos nacidos en la alta nobleza, todos ellos me recordarán como la que rompió tu entereza, la que rompió tus principios, la que irrumpió en su fortaleza, no tengo corazon, soy la reina negra, me arrancaron la ilusión cuando aún era tan pequeña... Ahora mi vida es mi partida, mis leyes morales mis normas, mis ojos todo lo ven, aposté mi corazón en esta partida de ajedrez.

lunes, 11 de febrero de 2013

¿Dónde se quedo el brillo de mis ojos?

¿Quién va a querer estar con alguien como yo? Tan fría como el invierno y tan dura como la piedra. Lo que no saben es que soy así porque una vez ame de verdad, cuando tenía corazón, un amor tan puro y fuerte como el impacto de una ola, como el viento de un huracán, de una forma tan loca como es posible amar, como la agitación de la arena en la orilla, como la tormenta que descarga en la ciudad, no saben que una vez desafíe las leyes de la naturaleza, como las estalactitas desafían la ley de la gravedad, que rechacé el amor más alentador por miedo a los demás, que fui estúpida en exceso, como nadar a contracorriente, que puse buena cara al mal tiempo hasta no poder más, no saben que hubo un tiempo en que mi sonrisa era natural, en que los chistes me hacían gracia como a los demás, un tiempo en el que vivía la vida de verdad, en que disfrutaba de cada segundo a su lado, en que no temía la soledad, aquellos días en que mis razonamientos eran brillantes y no temía pensar por miedo a recordar, tiempos buenos que pasaron de largo, y ahora que llevo meses sin oír su voz, meses sin poder abrazarle, al motivo de mi más sincera alegría, muerta en vida es una buena descripción, pálida y fría como la nieve, acobardada de la gente de mi alrededor, por miedo a que descubran mis lágrimas ocultas en sonrisas, mis llantos acallados con la presión en mi mandíbula, la tensión que acumulo dentro de mi, mis ganas de salir corriendo y tirar todo lo que llevo encima, huir de la vida y esconderme en un rincón, a llorar lo que no he permitido ser llorado, a sufrir lo que no me permití sentir, sólo quiero desaparecer, que me trague la tierra, desvanecerme para aparecer en la nada, en un lugar ideal donde olvidar esos cortos besos que me han causado tanto dolor. Que vuelva a aparecer en mi ese brillo en los ojos, esa chispa de vida.