Cuando el mar sea negro y gris, en lugar de turquesa y azul
y las gaviotas no puedan levantar el vuelo…
Cuando el oleaje rompa contra edificios en ruinas en lugar
de rocas y arena y la tierra mengüe…
Cuando los bosques se hayan transformado en vertederos y
papel y las hojas comiencen a desaparecer…
Cuando la mitad de la fauna se haya extinguido y la otra
mitad se encuentre entre barrotes y sonrisas de niños que no conocen lo que no
es asfalto…
Cuando el oxigeno escasee y solo se pueda ver a través de
una densa capa de contaminación…
Cuando la niebla no sea blanca si no gris, la tierra no sea
fértil ni húmeda y los huertos perezcan entre ácido y polvo…
Cuando el pánico y la
rabia, la impotencia y el odio, se apodere de nuestros bisnietos y las calles
masificadas por las que caminen sean peligro y desolación…
Cuando la tecnología supere a la ficción y no queden
palabras de esperanza…
Nos retorceremos desde el más allá, entre podredumbre e
incapacidad, suplicando al sucio y desalmado cielo una segunda oportunidad.
Querremos levantarnos y luchar.
Cuando ya sea tarde para arrepentirse, dado que la muerte es
incorregible, cuando todo esté inerte y no quede paz en la mirada de los jóvenes…
Nada podremos hacer para iluminar lo que oscurecimos.