lunes, 13 de octubre de 2014

El otoño trás el invierno.


Me pregunto que me pasó, dónde me perdí y en qué momento. Me pregunto si era cierto el dolor de tu mirada o si la dulzura de tus caricias era provocada, me pregunto si quizás era yo quien me engañaba, o si la brisa cálida del verano tanto me despeinó como para que me cegara, me pregunto como fue...
Quizás fue la sal del mar, que intoxicó mi alma, o el frío de la noche, que me obligó a arroparme con tus sabanas. ¿Fui tuya en algún momento? Ahora creo que no, que nunca decidí quererte, quizás nunca te quise... ¿Fuiste tu quien me arrojó al vació? puede que fuese yo quien saltó.
Miro nuestras fotos y ya no siento nada, pero consigo recordar lo que sentía cuando fueron tomadas. Creo que el invierno esta atacando mi corazón de nuevo, que vuelvo a ser un copo de nieve entre la arena del desierto, observando besos clandestinos y miradas de deseo en los metros, y no siento nada, no quiero eso, no quiero nada, no deseo, solo camino disfrutando de la felicidad de los demás, fantaseando con que algún día quizás otra persona observe nuestros besos enjaulados en un bus, o intercepte el detalle de nuestros dedos entrelazados, pero nuestros, nuestros, nosotros, ¿quien eres? no te encuentro.
Te busco en las calles, en los andenes, en las estaciones, bajo los balcones de Barcelona mientras me resguardo de la lluvia, y mientras corro por la calle con el paraguas sobre la cabeza; busco tu reflejo en los charcos, pero con el agua turbia no te veo, te he buscado incluso en los rincones de mi cabeza, y no estas, y a pesar de tu carácter esquivo cada día te quiero más, y te imagino sentado en una cafetería con un libro que no me resulta familiar, y me imagino tus labios presionando la taza de café, y la recaída de tus ojos sobre los míos desde lejos, puedo ver incluso un mechón de tu pelo deslizándose desde detrás de tu oreja hasta tu cara, pero no consigo verte.
¿quién eres? ¿eres tu? ¿soy yo quizás? ni siquiera podría decirte donde estoy o donde estas, o si corremos en la misma dirección bajo la tormenta, o si nos alejamos porque ya estuvimos cerca, si somos dos almas o una, una naranja o un limón, y lo cierto es qeu creo que este amor esquivo soy yo, que me busco y no me encuentro, que me odio y me quiero, que me reflejo en el cristal cada mañana y me extraño, que hace mucho que no reconozco mi propia cara y que ya no se quien soy siquiera, si soy yo o soy una cualquiera.
Pero me encontraré, en una plaza, al rededor de una hoguera en la playa, o quizás me vea desde un balcón, o puede que en una pastelería, mientras tomo un chocolate caliente y converso con una amiga, o mientras leo un libro junto a una estantería. Y seremos nosotros de nuevo.