miércoles, 25 de marzo de 2015

No tenerme aprecio.

He de admitirlo, no soy nada especial, no lidero una campaña feminista, ni rescato gatitos de arboles en llamas. Tampoco soy muy inteligente, mis conocimientos abarcan menos de lo que podrían abarcar; no soy deportista, ni nadar, ni correr son lo mio, quizás ni siquiera caminar. He de admitirlo, mi cuerpo no es envidiable por nadie, tengo un cuerpo mediocre, el grado mas ordinario de normal, mis piernas no son largas, mi cintura no es de avispa, mis uñas no logran crecer lo suficiente para lucir, no tengo los pies pequeños ni grandes, no tengo los ojos adornados dulcemente con pestañas infinitas y oscuras como el carbón, mis dedos son cortos y rechonchos, y mi pelo, aunque solía ser castaño muy oscuro, ahora es azul, mis iris son marrones con motas color miel, tampoco nada que admirar, mi voz puede resultar irritante al hablar, no estoy guapa al levantarme y tampoco al llorar, mi risa es escandalosa y no puedo controlarla, no tuve la mejor media de mi clase, dejé la carrera que empecé, fumo, bebo, y he de admitir que nunca fui especialmente elegante o correcta, he cometido errores por doquier, y no llegaré virgen al matrimonio, mi lista de amigos es reducida, mi lista de exparejas más, no infundo respeto o eso creo y me perdí hace tiempo en un mar de dudas sin contestar, no tengo un vocabulario tan extenso como podría ni hablo con un acento particularmente especial, nací en una familia poco convencional. He de admitir que no compro papel reciclado ni mantengo una dieta sana, no reciclo todo lo que podría reciclar, ni leo a penas, mis dibujos son mediocres y hace tiempo que no sueño cosas buenas. No soy linda, ni una princesa, no se poner lavadoras y la cocina se me escapa por completo, los masajes no los doy perfectos, ni enamoro a quien quiero, tengo muy mala memoria, incluso para las cosas importantes, no soy rica ni exuberante, y el mundo me cae encima a menudo. Lo admito, soy infantil en algunos aspectos, y demasiado controladora en otros tantos, incluso a veces demasiado seria, o demasiado risueña, no canto mal, pero tampoco de forma destacable, muchas cosas me duelen demasiado adentro, y nunca se con quien hablar, y en ocasiones, a pesar de ser desconfiada, cuando confió en una persona hablo demasiado, y eso no significa que esa persona sea digna de confianza.
Me he equivocado tantas veces que seria pecado que fuese al cielo, he metido tanto la pata que mi mera existencia es un error, y si ya dije que no soy inteligente, y sabiendo que no es lo mismo que ser listo, he de admitir que no soy lista, ni audaz, no sé tocar ningún instrumento, creo que incluso un tambor seria demasiado para mi, Podría haberme esforzado más en casi todos los aspectos de mi vida. Mi piel no es semejante al terciopelo ni mis mejillas rosadas, ni siquiera mi nariz tiene algo admirable, es una nariz normal, mi cara esta rociada de pecas de tamaños y colores variados, no soy fotogenica, ni alta, ni esbelta, ni sexy, ni alegre, ni positiva.
Y con todos estos defectos, el que sorprende a la gente y el mayor de todos ellos, no tenerme aprecio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario