martes, 20 de diciembre de 2011

otoño


Las hojas mueren, lentamente, al igual que mi amor por ti, poco a poco va desapareciendo aquella locura que un día sentí, las flores marchitas y desechas se van con el viento, sigue pasando el tiempo, siguen desvaneciéndose los recuerdos, secándose mis lagrimas, y la gente ya no se empeña en luchar contra el frió y empieza a  abrigarse, y los arboles ya no se empeñan en luchar contra la sequedad de las hojas, y yo ya no me empeño en luchar contra el reloj, ya no me empeño en recordar aquella noche maldita, ni aquella mirada fugaz.
Nada será igual cuando pase el frió, podre continuar mi vida, ser feliz.
Solo queda esperar.

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